Primer fiasco de la era Sánchez: Huerta era su apuesta personal y no quería irse

  • El exministro de Cultura y Deporte se marcha empujado por la petición del presidente de mantener intacta la "imagen de pulcritud" de su Gobierno.
Màxim Huerta rueda de prensa dimisión
Màxim Huerta rueda de prensa dimisión
EFE
Màxim Huerta rueda de prensa dimisión
Màxim Huerta durante la comparecencia en la que anunció su dimisión / EFE

Seis días, 150 horas. Es lo que ha durado Màxim Huerta subido al coche oficial. Su periplo en el Gobierno de Pedro Sánchez se ha acabado de forma inesperada este miércoles con una dimisión forzada por el presidente y provocada por la polémica desatada por los problemas que tuvo con la Agencia Tributaria en unos años en los que facturó a Mediaset a través de una sociedad limitada. Es el primer gran fiasco del jefe del Ejecutivo, ya que Huerta era una apuesta personal, a la que nombró de forma inesperada y con cierto halo de secretismo.

Sánchez y Huerta se conocieron en el famoso local 'Válgame Dios' del barrio de Chueca. Se vieron en varias ocasiones y cuando el presidente tuvo que configurar su Gobierno le llamó por teléfono para proponerle la cartera de Cultura y Deportes. El periodista aceptó y Sánchez quiso guardarse su fichaje para el final: anunció su incorporación en su primera comparecencia en La Moncloa, al contrario que el resto de ministros cuyo fichaje había ido filtrando con cuentagotas . Màxim era parte de la cuota externa del PSOE que impuso del jefe del Ejecutivo, pero solo ha estado presente en una reunión del Consejo de Ministros.

El problema con el que se encontró Sánchez fue que Huerta no quería irse. Fue un miércoles complicado en Moncloa. La reacción matutina había sido inmediata, con el propio exministro declarando en Onda Cero que daba el asunto por finalizado porque había resuelto la discrepancia con la Agencia Tributaria pagando una multa de 27.181,55 euros. El entorno del presidente, por su parte, declaró que se mostraba "tranquilo" por las explicaciones que había dado su ministro. Pero la presión a lo largo del día obligó a Moncloa a cambiar de opinión. 

A primera hora de la tarde el entorno de Màxim Huerta ya daba por hecha su dimisión. Sin embargo, el propio ministro seguía resistiéndose: "Él quiere quedarse", explicaban desde su entorno en ese momento. El afectado seguía repitiendo que era inocente y, además, en el PSOE empezaban a dar la cara por él: "Hay que huir de la demagogia y tenéis que dejar trabajar al Gobierno", repetían diferentes diputados del grupo socialista. Pero, tras nuevas conversaciones con Sánchez, el presidente fue quien le comunicó que no podía continuar en el Gobierno ni un minuto más. Fuentes de su entorno argumentan que la "pulcritud" es condición indispensable en su equipo, más si cabe cuando se conoció un vídeo de Sánchez en el que se mostraba contrario a cualquier tipo de trampa a la Agencia Tributaria.

Con la pérdida de la confianza de Sánchez, Màxim Huerta convocó a los medios de comunicación a las 18 horas en el Ministerio de Cultura. Les quería dar a conocer su dimisión, pero llegó un momento en que tuvo dudas sobre qué decir ante las cámaras. Fue en ese 'impasse' cuando subió al coche oficial y se dirigió a La Moncloa para reunirse con el presidente del Gobierno. Fuentes del Ejecutivo confirman un último cara a cara entre ambos a solas en el despacho del presidente minutos antes de la comparecencia final. En esa cita acordaron cómo comunicar la "decisión autónoma", según dijo Huerta defendiendo en todo momento su inocencia.

Seis días y varios problemas

Desde que tomó posesión en Moncloa el pasado jueves, el ya exministro de Cultura había dado los primeros pasos para conformar su equipo. Ya había realizado algunos fichajes, destacando el de Daniel Espín como jefe de gabinete. Pero Huerta era un recién llegado a la política y había recibido la recomendación de que incorporara a su gabinete a personas de una mayor peso político para poder hacer frente a posibles problemas en el día a día de su gestión. Era un fichaje de Sánchez del mundo de la cultura, pero la política necesita a especialistas que puedan combatir los ataques de la oposición y preparar las comparecencias parlamentarias. No ha tenido tiempo de hacer caso a este consejo.

Huerta ya es historia en el Gobierno pero tuvo que lidiar algunas críticas que no le sentaron nada bien. En su despedida arremetió contra "la jauría" y habló de una "caza de brujas" contra el proyecto regenerador de Sánchez. También se refirió a que había sido blanco de las críticas por trabajar en Telecinco, "un medio que todos ven y critican". Su principal 'fuego' fue el fichaje fallido de Vicente del Bosque como secretario de Estado para el Deporte. En el momento de su dimisión estaba buscando en el 'mercado' un candidato para este puesto.

En el PSOE son conscientes de que el caso Huerta es un aviso para lo que les espera. "Estamos preparados para todos los ataques que nos van a hacer", asegura un miembro del equipo de Sánchez. En este sentido todas las miradas se dirigen hacia la tesis doctoral del presidente del Gobierno, un trabajo de investigación reservado que la Universidad Camilo José Cela nunca ha hecho público en su página web. Cuando llegó a la secretaría general ya hubo periodistas que investigaron posibles irregularidades en esta titulación y días antes de la moción de censura en Ferraz se comentaba que no había nada ilegal en un trabajo que superó la calificación de un tribunal y que se puede consultar in situ en el centro universitario. Moncloa ya está avisada de lo que pueda venir.

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